Mi clase ideal de Lengua sería un remix entre cómo aprendí o me enseñaron y cómo me gustaría enseñar o aprender. Por supuesto que me gustaría recurrir a las nuevas tecnologías, pero sin olvidar o dejar de lado el papel, el libro o la propia palabra. Me gustaría que en mis clases de Lengua se pudiera hablar, pero también escuchar, y que no sólo fuera importante escuchar al profesor, sino que los propios alumnos aprendieran unos de otros. Creo que las TICs están al servicio de los docentes y tenemos entre manos una gran oportunidad para combinar la enseñanza tradicional con las nuevas tecnologías. ¿Por qué no las aprovechamos?
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