Creo que la enseñanza de la literatura
tiene que tener dos objetivos principales y otros dos secundarios,
menos importantes, pero que en el caso de ser posible, no estaría de
más poder desarrollar también en la medida de las posibilidades.
El primero de los objetivos básicos
sería desarrollar la habilidad lectora en los estudiantes. Es decir,
no sólo que sean capaces de ir ligando unas sílabas con otras, sino
que sean capaces de comprender un texto, distinguir sus partes,
dilucidar su intención e incluso enmarcar el textos mediante sus
rasgos dentro de las convenciones genéricas que permitan una mejor
lectura. Básicamente, que el alumno no sea un analfabeto funcional.
El segundo de los objetivos tiene que
ver con el placer de la lectura. Por lo menos hasta la fecha (y creo
que todavía hoy en día) la enseñanza de la literatura se ha
centrado en su aspecto historiográfico. No creo que esto sea baladí
(lo trataré más adelante), pero creo que un excesivo énfasis en la
literatura como campo de la cultura en detrimento de su aspecto
lúdico. La lectura de los clásicos puede ser una experiencia sin
parangón en el mundo de las letras, pero también puede ser
peligrosos. No pocas veces los clásicos son obras complejas, a
menudo difíciles de leer y que como no podía ser de otra manera al
pertenecer al club de los clásicos, un tanto anticuadas y sin nada
que decir al lector contemporáneo. Con la literatura infantil pasa
lo mismo, pero a la inversa. ¿De verdad suponen un estímulo?
¿Exigen paulatinos esfuerzos extra al lector? ¿No acaban estas
obras por infantilizar en vez de educar?Por otra parte, los objetivos
secundarios serían 1) el de desarrollar en el alumno las
estrategias lectoras que le permitiesen un conocimiento aunque sea
somero de los mecanismos literarios a partir de análisis formales y
comparativos y 2) comprender el legado cultural que supone el fondo
documental de la literatura. Pero, atención, siempre como objetivos
secundarios. Lo importantes (lo verdaderamente central) es que el
alumno desarrolle la capacidad lectora de manera funciona y que
descubra el placer por la lectura.
Siendo esto así, y sin tener muy claro
cómo daría una clase pero con la certeza de que la clase se
dedicaría a leer y comentar lo leído, y no a aprender historia de
la literatura, tengo por lo menos unos objetivos claros y en
consonancia con la legislación que creo pueden ser un buen punto de
partida. Tal vez sería interesante incluir en secundaria, al menos
en el primer ciclo, ejercicios de comprensión lectora como se hace
en los exámenes de acreditación de lengua extranjera, por más
extraños que pudiera parecer.
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