jueves, 24 de enero de 2013

DAR UNA CLASE DE LITERATURA



Creo que la enseñanza de la literatura tiene que tener dos objetivos principales y otros dos secundarios, menos importantes, pero que en el caso de ser posible, no estaría de más poder desarrollar también en la medida de las posibilidades.

El primero de los objetivos básicos sería desarrollar la habilidad lectora en los estudiantes. Es decir, no sólo que sean capaces de ir ligando unas sílabas con otras, sino que sean capaces de comprender un texto, distinguir sus partes, dilucidar su intención e incluso enmarcar el textos mediante sus rasgos dentro de las convenciones genéricas que permitan una mejor lectura. Básicamente, que el alumno no sea un analfabeto funcional.

El segundo de los objetivos tiene que ver con el placer de la lectura. Por lo menos hasta la fecha (y creo que todavía hoy en día) la enseñanza de la literatura se ha centrado en su aspecto historiográfico. No creo que esto sea baladí (lo trataré más adelante), pero creo que un excesivo énfasis en la literatura como campo de la cultura en detrimento de su aspecto lúdico. La lectura de los clásicos puede ser una experiencia sin parangón en el mundo de las letras, pero también puede ser peligrosos. No pocas veces los clásicos son obras complejas, a menudo difíciles de leer y que como no podía ser de otra manera al pertenecer al club de los clásicos, un tanto anticuadas y sin nada que decir al lector contemporáneo. Con la literatura infantil pasa lo mismo, pero a la inversa. ¿De verdad suponen un estímulo? ¿Exigen paulatinos esfuerzos extra al lector? ¿No acaban estas obras por infantilizar en vez de educar?Por otra parte, los objetivos secundarios serían 1) el de desarrollar en el alumno las estrategias lectoras que le permitiesen un conocimiento aunque sea somero de los mecanismos literarios a partir de análisis formales y comparativos y 2) comprender el legado cultural que supone el fondo documental de la literatura. Pero, atención, siempre como objetivos secundarios. Lo importantes (lo verdaderamente central) es que el alumno desarrolle la capacidad lectora de manera funciona y que descubra el placer por la lectura.
Siendo esto así, y sin tener muy claro cómo daría una clase pero con la certeza de que la clase se dedicaría a leer y comentar lo leído, y no a aprender historia de la literatura, tengo por lo menos unos objetivos claros y en consonancia con la legislación que creo pueden ser un buen punto de partida. Tal vez sería interesante incluir en secundaria, al menos en el primer ciclo, ejercicios de comprensión lectora como se hace en los exámenes de acreditación de lengua extranjera, por más extraños que pudiera parecer.


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